Articulo 4 declaracion universal de los derechos humanos

Declaración universal de los derechos humanos resumen pdf

Todos son iguales ante la ley y tienen derecho, sin discriminación alguna, a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja la presente Declaración y contra toda incitación a tal discriminación.

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

2 Nadie podrá ser condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá una pena más grave que la aplicable en el momento en que se cometió la infracción penal.

Nadie podrá ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación.Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Presunción de inocencia

Los traumáticos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial pusieron de manifiesto que los derechos humanos no siempre se respetan universalmente. El exterminio de casi 17 millones de personas durante el Holocausto, incluidos 6 millones de judíos, horrorizó al mundo entero. Después de la guerra, los gobiernos de todo el mundo hicieron un esfuerzo concertado para fomentar la paz internacional y prevenir los conflictos. El resultado fue la creación de las Naciones Unidas en junio de 1945.

En 1948, los representantes de los 50 Estados miembros de las Naciones Unidas se reunieron bajo la dirección de Eleanor Roosevelt (Primera Dama de los Estados Unidos 1933-1945) para elaborar una lista de todos los derechos humanos de los que deberían disfrutar todas las personas del mundo.

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas anunció la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH): 30 derechos y libertades que nos pertenecen a todos. Siete décadas después, los derechos que incluían siguen siendo la base de toda la legislación internacional sobre derechos humanos.

Eleanor Roosevelt estuvo muy implicada en la defensa de los derechos civiles y el activismo social. Fue nombrada presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que redactó la DUDH. En el décimo aniversario de la DUDH, Eleanor pronunció un discurso en las Naciones Unidas titulado “¿Dónde empiezan los derechos humanos?”. Parte de su discurso se ha hecho famoso por captar la razón por la que los derechos humanos son para cada uno de nosotros, en todas las partes de nuestra vida cotidiana:

Derecho a la educación

Una niña de 15 años fue traída a Francia desde Togo por la “señora D”, que pagó su viaje pero luego le confiscó el pasaporte. Se acordó que la niña trabajaría para la Sra. D hasta que pagara el billete de avión, pero al cabo de unos meses la “prestaron” a otra pareja. La obligaron a trabajar 15 horas al día, siete días a la semana, sin sueldo, sin vacaciones, sin documentos de identidad y sin autorización de su situación migratoria. La chica llevaba ropa de segunda mano y no tenía su propia habitación. Las autoridades intervinieron cuando tuvieron conocimiento de la situación, pero la esclavitud y la servidumbre no estaban tipificadas como delito en Francia en aquella época. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que la niña había sido mantenida en régimen de servidumbre y que Francia había incumplido sus obligaciones positivas en materia de prohibición de la esclavitud y el trabajo forzoso. Esto se debió a que la legislación francesa no había dado a la niña una protección específica y efectiva.

Derecho a la propiedad

Una niña de 15 años fue traída a Francia desde Togo por la “señora D”, que pagó su viaje pero luego le confiscó el pasaporte. Se acordó que la niña trabajaría para la Sra. D hasta que pagara el billete de avión, pero al cabo de unos meses la “prestaron” a otra pareja. La obligaron a trabajar 15 horas al día, siete días a la semana, sin sueldo, sin vacaciones, sin documentos de identidad y sin autorización de su estatus migratorio. La chica llevaba ropa de segunda mano y no tenía su propia habitación. Las autoridades intervinieron al conocer la situación, pero la esclavitud y la servidumbre no estaban tipificadas como delito en Francia en aquella época. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que la niña había sido mantenida en régimen de servidumbre y que Francia había incumplido sus obligaciones positivas en materia de prohibición de la esclavitud y el trabajo forzoso. Esto se debió a que la legislación francesa no había dado a la niña una protección específica y efectiva.