Bancos en plaza universidad

Plaza benito

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – Verónica Oropeza, de 39 años, descansa en un banco con dos de sus tres hijos después de comer en un restaurante dentro del Patio Universidad, un centro comercial con paredes de cristal en el sur de Ciudad de México. Justo enfrente hay otro centro comercial, Plaza Universidad.

Plaza Universidad tiene más tiendas, pero Patio Universidad es más bonito, dice Oropeza. Cada vez que lo visita se gasta entre 500 y 1.000 pesos mexicanos (entre 28 y 56 dólares), viendo películas, comiendo en restaurantes y, por supuesto, comprando. Y si ninguna de las dos cosas le gusta, hay otros cuatro centros comerciales cerca.

DENTRO DE LA HISTORIA:  La reportera de GPJ Mayela Sánchez pensó que conseguir fotos dentro de un centro comercial para un reportaje que estaba cubriendo sería sencillo. Pero cuando los gerentes del centro comercial no le permitieron el acceso de inmediato, se vio obligada a reconsiderar el impacto que su periodismo tiene en aquellos a quienes cubre. Lee el blog.

Se espera que el número de centros comerciales en México aumente un 17 por ciento para el año 2020, pasando de 728 centros comerciales a 854, según datos de MAC Arquitectos Consultores, una agencia de arquitectura e inmobiliaria que monitorea y analiza el desarrollo del sector de centros comerciales en el país.

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Universidad de san antonio

Una antimonumenta fue instalada en la Plaza de Armas, en Guadalajara, Jalisco, el 25 de noviembre de 2020, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, durante la marcha anual de mujeres que protestan contra la violencia de género. La escultura lleva el nombre simbólico de Antimonumenta y está inspirada en el antimonumento del mismo nombre colocado en la Ciudad de México un año antes.

Durante la misma marcha, las feministas también instalaron un banco rojo, que se colocó frente a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, y cambiaron simbólicamente el nombre de la Plaza de Armas por el de Plaza Imelda Virgen, una mujer asesinada. La erección de una antimonumenta simboliza la demanda de justicia para las mujeres que sufren violencia en el país[1].

Aunque tienen una forma similar, las antimonumentos instalados en todo el país tienen inscripciones diferentes[4][5] Los instaladores también cambiaron simbólicamente el nombre de la Plaza de Armas por el de “Plaza Imelda Virgen”[6] Imelda Josefina Virgen Rodríguez era una académica y la primera mujer asesinada tras la aprobación del feminicidio como delito en Jalisco. Según la fiscalía, en septiembre de 2012 su esposo contrató a otras dos personas para violarla y matarla. Su marido fue acusado de parricidio y los otros de asesinato en primer grado; ninguno fue acusado de feminicidio. En 2017 su marido recibió una sentencia que fue apelada y el juicio tuvo que ser repetido. En noviembre de 2020, el segundo juicio fue apelado y estaba a la espera de un nuevo juicio[7].

Universidad de Albuquerque

La Universidad de Barcelona es una organización muy extensa con campus por toda la ciudad. Sin embargo, por la razón que sea, en 1999 todos los estudiantes de intercambio tomaron clases en el antiguo campus, justo al lado de la Plaza Universidad.

El edificio, construido entre 1863 y 1882, es de arquitectura morisca clásica, con grandes patios y mucha vegetación. Recuerdo que, con 19 años, entré en el campus con una sensación de asombro. Asistí a Dartmouth, considerado uno de los campus más pintorescos de Estados Unidos, y esto me dejó boquiabierto. Todos los días teníamos clase y luego nos reuníamos todos en un patio y hablábamos… de los planes del día, de los proyectos en marcha, de los viajes previstos, de lo que fuera. Era una forma idílica de pasar el tiempo, y donde se forjaron muchas amistades para toda la vida.

Debo decir que al entrar en el patio sentí una ola de nostalgia. Era como si hubiera retrocedido 20 años. Observé a los estudiantes charlando, comiendo, bebiendo su café y pensé con cariño en mis compañeros de clase. Me senté en los bancos y estuve a punto de llorar. Esa época de mi vida significó mucho para mí. Fue un punto de inflexión en el que crecí como persona y como adulto. Volver a esa zona, donde todo ocurrió, me hizo echar de menos mi juventud, pero también apreciar lo lejos que he llegado. Llevé a mi marido y a mi hijo de vuelta a Dartmouth para mi reunión de 10 años, pero el sentimiento de pertenencia y los recuerdos no se acercaron a lo que experimenté al entrar en ese patio y recordar esa época.